Todos somos diferentes, ¡afortunadamente!, la diversidad nos enriquece como
seres humanos y a nuestros alumnos debemos enseñarles a conocer y respetar
nuestras diferencias.
Cada día es uno de mis objetivos ya que en
mi área (educación física ) se ponen de manifiesto tantas diferencias que si
no aprendiéramos a convivir con ellas,
no podríamos avanzar.
Igual que trabajo las diferencias normales en cuanto a aptitud física para que
comprendan que cada uno es como es pero que lo más importante es conocer nuestras posibilidades
y las de los demás, respetarnos y respetar, participar con alegría, etc.,
etc. E Igual que trabajo con las grandes
diferencias como cuando
tenemos un alumno hipoacústico, o con ceguera parcial, o con algún tipo de
malformación. También trabajo estas otras diferencias, en este caso un alumnos
con TDAH, con el fin
de mejorar las relaciones del grupo y poder conseguir entre todos los objetivos diarios que debemos
conseguir.
A mis alumnos se lo explico claramente y con respeto, de la misma manera que
explico cualquier otro caso de diversidad, creo que es muy importante llamar a
las cosas por su nombre y más cuando hablamos de niños de sexto de primaria como es el caso.
También en este momento salen a colación otras muchas diferencias entre los demás
compañeros (todos somos diferentes).
Después dedico el
resto de la sesión a trabajar la empatía haciendo que los compañeros se
pongan en el lugar del alumno con TDAH a través de distintas actividades y
juegos.
Al finalizar la sesión hacemos una puesta en común y vemos hasta donde nos hemos
podido sentir como lo hace nuestro compañero y es digno de ver como desde el
principio hay unos extraordinarios cambios
de actitud frente a los
comportamientos de este compañero y como entre todos ahora, en lugar de gritos
o enfados hay más comprensión y compañerismo.
Ejemplo de actividad para trabajar la empatía.
Nos ponemos todos en el suelo sentados frente a una pizarra imaginaria, el alumno con TDAH que hoy es mi cómplice y el protagonista hace de profesor (previamente él se ha aprendido su papel) y pide a uno de los compañeros que está más lejos de la pizarra que lea algo muy pequeñito que hay escrito en ella, por supuesto entre risas este compañero dice que no lo ve, ¿por qué? le preguntamos, ¿por qué?, NO PUEDO, está muy lejos, además ahí no hay nada escrito, ni siquiera hay pizarra...contesta él. Ahora es cuando con una tremenda ira fingida le empezamos a decir; ¿cómo que no puedes?, siempre igual, te hemos pedido algo muy sencillo y nada que no hay manera...que no puede dice...Entonces es cuando le hacemos entender a él y a los demás que cuando este alumno no puede controlar algunos impulsos no es que NO QUIERA, es que de verdad NO PUEDE, igual que el compañero no podía ver algo tan pequeño en una pizarra tan lejana y que encima no existía...Es muy enriquecedor
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